Certificado de buena salud

Por Dr Sergio Ribé.

Una solicitud habitual en los consultorios médicos es el certificado de buena salud. Difícilmente encuentren un profesional al que le agrade hacerlo, y esto es así porque implica una responsabilidad legal sobre una cuestión sumamente subjetiva y dinámica.

El término Salud es una de esas tantas palabras que entendemos lo que significa pero no podemos definir. Todavía hoy no hay un consenso universalmente aceptado sobre qué es exactamente la salud.

A pesar de la diversidad sociocultural de este planeta, la medicina ha conseguido catalogar a grupos de síntomas y signos como enfermedades específicas con nombres propios, logrando una simplificación en su diagnóstico y manejo. Pero esa diversidad es también uno de los obstáculos importantes para acordar una definición de salud, ya que hay discrepancias conceptuales entre las distintas sociedades, creencias y culturas.

Lo que sí sabemos, y en esto sí hay acuerdo, es que no alcanza solamente con no tener éstas enfermedades para estar sano. Ya en 1946 la Organización Mundial de la Salud (OMS) la definió como el estado de completo bienestar físico, mental y social; y “no solamente la ausencia de enfermedad”. Esta frase, recitada hasta el hartazgo por millones de personas en el mundo diariamente, tiene muchas carencias y sobrantes, pero sirve para consensuar justamente este último concepto.

Ahora bien, aunque no tengamos enfermedades: ¿Quién puede decir que está en completo estado de bienestar mental o social? ¿Existe entonces alguien saludable? Es obvio que mirado únicamente de ésta forma, la salud resulta una utopía.

También me interesaría hacer otros dos cuestionamientos: ¿Se puede tener salud mental viviendo en un loquero? ¿Puede tener bienestar social un rico que vive en la villa 31? La obviedad de la respuesta a estos dos planteos, extremos e infantiles pero necesarios, muestra que la salud no puede ser vista desde un punto de vista individual, más aún en un país con tremendas desigualdades como el nuestro. Por lo tanto es necesario un abordaje desde lo colectivo para acercarnos a una definición más precisa.

Como se ve entonces, estar saludable implica inevitablemente una adecuada interrelación con las demás personas, pero también con el ambiente. Es decir con la situación de vivienda, de trabajo, de higiene, de desarrollo social.

Son muchos los determinantes a tener en cuenta, pero minimamente es fundamental tener cubiertas las necesidades básicas como pilar estructural de la salud.

Todo esto hace pensar que los médicos solo ocupamos una pequeña proporción de la receta magistral de una vida saludable. Hagamos un ensayo: Piense y analice ,por unos segundos, como cada uno de los siguientes actores de la sociedad han influido en el último tiempo sobre nuestra salud: Los políticos, los economistas, los docentes, los recolectores de residuos, los diseñadores de moda, los medios periodísticos, las tabacaleras, la iglesia, los bares, las prepagas, la policía, objetos como el preservativo, los pesticidas, los autos, etc, etc.

Deduciendo un poco más, podemos inferir que no se debe conceptualizar a la salud en términos de “todo o nada” (tenerla o no), sino como un continuo entre la muerte y una vida plena, en donde se acepta a la plenitud con un sentido imperfecto. Cuanto mejor estemos física, mental y socialmente adaptados más cerca estaremos del extremo saludable. Por ende todo lo que nos aleje de ese extremo nos acerca a la enfermedad y por supuesto a la muerte.

El concepto de NORMALIDAD en salud (Entendido como norma) es indudable que será diferente en los distintos países, aunque está claro que todos tratarán de acercarse al estado de salud plena, y es ahí donde todos debemos intervenir. Cada individuo social debe promocionar la salud dentro del rol que le compete y aportar lo que pueda, por poco que parezca. Hay una frase de la Madre Teresa que expresa muy bien el espíritu de lo que creo al respecto. “A veces sentimos que lo que hacemos es tan solo una gota en el mar, pero el mar sería menos si le faltara una gota”.

Por último, volviendo al principio, los médicos somos los únicos de toda esta sociedad responsable que firmamos y sellamos que una persona tiene o no “buena salud”; Y eso, creo que ahora queda claro, es una gran responsabilidad y como vimos no garantiza nada. Entonces sabrán entender que nos interesa mantener sanas a las personas pero no nos agrada hacer los dichosos Certificados de Salud.

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