Caer en la trampa

Por Dr Sergio Ribé.

A ver si les suena:la previa, la jarra loca,el fernando, birra, chupito, speed con vodka, tintorro, licor de melón, te pega, balde, espumante, etc, etc. Sí, esto es solo parte del folklore nocturno adolescente.

No es el motivo del artículo hacer una descripción aquí del efecto del alcohol sobre la salud a corto o largo plazo, ni hablar sobre el alcoholismo enfermedad ni de los mecanismos de producción de daño a nuestro cuerpo.Pero si me importa discutir sobre el cambio social que viene ocurriendo principalmente en nuestros adolescentes asociado al consumo indiscriminado de bebidas alcohólicas.No es que sea nuevo, la adoración de Baco(Dios del vino)viene desde la antigüedad, pero no escapa a cualquier persona ,ver como todos los días cada vez más adolescentes se intoxican y descontrolan en nuestras calles.Cerca del 70% de ellos consume alcohol y la mitad se inicia antes de los quince años(Incluso es tomado como iniciación,como paso de etapa,lo que lo vuelve más atractivo a cada vez edades menores ).El tema es que, si bien no se nos escapa, la frecuencia con la que esto ocurre sumado a la tolerancia social del alcohol, hace que equivocadamente aceptemos esto como una cuestión inherente a la edad. Nuestra tolerancia es uno de los motivos que hace difícil controlar la extensión de este fenómeno.

En esta etapa de la vida se busca la propia identidad. Se sigue y también se rebela contra distintos modelos(como por ejemplo padres y educadores),tratando de insertarse en nuevos grupos, integrados por gente de la misma edad e intereses,en los que pertenecer implica muchas veces debates internos entre lo que los acerca ,lo que los diferencia,lo que creen correcto y lo que no.Es aquí donde parte de la propia sociedad se aprovecha de la vulnerabilidad del adolescente.Como dije en un artículo anterior,la propia sociedad los empuja a consumir más de todo, más temprano, pero no logra controlar las consecuencias de esto.Cuántas veces hemos visto pasar en un noticiero un accidente ocasionado por el alcohol, con jóvenes muertos, o la violencia a la salida de los boliches y ver luego publicidades sobre como un espumante logra que todo sea felicidad en una fiesta o una cerveza que consigue que se “coman a besos esa noche” a una adolescente casi irreal. Ese es el modelo que dejamos que les vendan. Es el mensaje justo en el momento oportuno para crearles lo que se llama “un esquema cognitivo”(con alcohol todo es mejor, soy más parecido a los demás, consigo mas amigos y parejas, logro desinhibirme y ser más divertido) y posteriormente, con el aval que les da que sus propios amigos hagan lo mismo y el que les proporciona la tolerancia social, queda establecido como una “creencia” que lógicamente modificará el comportamiento(Si no tomo no puedo divertirme,los demás no me verán como quiero, no me animaré a entablar la conversación con el o ella)por lo tanto: TOMO..O NO SALGO.La peligrosidad de este fenómeno social radica justamente en esto,el vínculo droga-efecto social.Por supuesto que también en sus consecuencias(conductas sexuales de riesgo, violencia, accidentes de transito, etc.)

El descontrol también tiene otros orígenes como por ejemplo el asumir riesgos sin límites típico del adolescente, la falta de contención y límites, frustraciones y por supuesto todo lo común a las adicciones en general, que escapa a mi planteo de hoy.

Aquí no vale hacer la clásica argentina de buscar culpables lo más lejano posible de uno mismo. Está claro que no sirve la hipocresía de pedir controles y sanciones por la venta de alcohol ,o rasgarnos las vestiduras por la violencia de los fines de semana , si como sociedad se promueve un estilo de vida donde los valores están distorsionados…Todos debemos intervenir..Sería interesante que el estado se ocupara de diagramar políticas que tengan en cuenta los factores sociales de fondo en vez de perseguir las consecuencias, siempre desde atrás. La escuela y los servicios de salud deben también estar comprometidos.

Y fundamentalmente, no podemos delegar la educación en el sistema, cada vez que como familia somos incapaces para formar a nuestros hijos en los valores morales básicos.

Una vez más, hay que enseñarles que si caemos en la trampa de comprar imágenes fantasiosas, que solo benefician a los que nos venden el disfraz(dígase alcohol, energizantes),nos perdemos la oporunidad de mostrarnos tal cual somos, sin careta, sin aparentar, sin hacer trampa.

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